Terapias Holísticas

Gestiona el pensamiento crítico

La crítica a la que estamos más habituados en nuestro día a día obedece a un concepto que es, a priori, desafortunado. Normalmente concebimos y ejercemos la crítica entendida como juzgar negativamente a otras personas; en esta dinámica, incluso podemos llegar a ser despiadados. Este tipo de crítica no nos aporta nada, o sea nada más que lo que se llama sencilla y llanamente mal rollo. Ese mal rollo se torna como una nube oscura que se posa sobre nuestras cabezas, impidiéndonos ser asertivos y justos.

Al dar rienda suelta a este tipo de crítica, no nos damos cuenta de que lo que estamos haciendo es delatarnos a nosotros mismos. La envidia, los celos, etc., se sientan en su trono y dictan sus reglas, y nosotros nos convertimos en ese momento en sus súbditos. De forma inconsciente, aceptamos todo lo que nos dicen, y, lejos de cubrirnos de gloria, nos permitimos cubrirnos de otra cosa.

Puede ocurrir que este sea nuestro modus vivendi, permitidme la metáfora: sacarle la piel a tiras al primero que se cruza malamente en nuestro camino. Y sí, podemos llegar a convertirlo en nuestro deporte favorito.

Tengo la imagen viva de un libro que tuve en mis manos cuando iba al colegio de pequeña. Decía que cuando hablas mal de alguien es como si vertieras el agua de una jarra al suelo, y luego contemplas que no puedes volver a meterla en la jarra. Recuerdo perfectamente el dibujo.

No pretendo salir de este charco inmaculada, sin barro, de ninguna de las maneras. Quien no ejercite de vez en cuando este deporte, que tire la primera piedra. Ya sea debido a un enfado, a una frustración, a cualquier causa o excusa, hemos utilizado la crítica como forma de escape y como arma arrojadiza. Hemos tirado la piedra y escondido la mano.

Lo que pretendo es darle al interruptor y encender la luz, darle la vuelta al asunto que es este tipo de crítica que no tiene nada de constructivo.

En la antigua Grecia, la crítica era una auxiliar de la filosofía en su afán de encontrar la verdad. En el mundo de la ciencia, la crítica está asociada a la capacidad de discernir y analizar.

Quedémonos un momento con la crítica del discernimiento, aquella que nos hace reflexionar, observar en silencio y aclarar el pensamiento y meditar; en definitiva, nos ayuda a filtrar la arena del oro. Como buscadores de la verdad que somos, fortalecer el músculo del discernimiento nos dota de un criterio más amplio y eficaz para aplicarlo en nuestra propia vida diaria, con nuestros actos cotidianos, que son la muestra empírica del experimento que estamos llevando a cabo para encontrar caminos hacia ser mejores personas, más coherentes y justas. De esta manera, la crítica se convierte en una excelente herramienta de autoconocimiento, lo cual también favorece la introspección y la libertad de pensamiento.

La introspección es importante. Efectivamente, si estamos en, con, hacia y desde nosotros, y no perdemos nuestro tiempo mirando afuera, seremos más creativos y estaremos más saludables.
La cuestión es si utilizamos las herramientas que están a nuestra disposición, de forma natural y como seres humanos, para crecer, compartir y evolucionar, o si, por el contrario, solo las usamos para fastidiarnos o fastidiar a otros. La verdad es que al final los mayores perjudicados seremos nosotros mismos; si no ponemos atención y no ponemos en práctica todo lo que vamos aprendiendo, todas esas lecciones magistrales que la vida nos ha ido poniendo en bandeja, será como quedarnos sentados en la orilla mirando las olas, cuando los tesoros están en el fondo del mar.

Lo siento, no hay tregua; no es posible bajar la guardia, al menos hasta que permitamos que la conciencia y la verdad tomen el mando de nuestro mundo interior y nuestra atención plena sea nuestro modus vivendi.

Hay una buena noticia: la conciencia no cierra por vacaciones.


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Yolanda San Miguel

Terapeuta holística y formadora