Terapias Holísticas

Cómo crear relaciones sanas

Venimos solos a este mundo y desde el primer instante creamos vínculos con nuestros semejantes: nuestra madre, nuestro padre, nuestros hermanos, etc. A lo largo de nuestra vida no paramos de crear y mantener lazos con los demás: nuestros familiares, los compañeros de la escuela, los colegas del trabajo, la pareja, los amigos, etc. De una manera u otra estamos interrelacionándonos constantemente los unos con los otros.

Al contactar con los demás, aprendemos, compartimos e incluso nos vemos reflejados en ellos. Esta relación constante nos ayuda a practicar la convivencia y todas las cualidades humanas. En estas relaciones aparecen los conflictos, los enfados y el aprendizaje de cómo gestionar la reconciliación, la comprensión y el perdón.

No siempre es fácil convivir con los demás, sobre todo cuando no tenemos feeling con ellos o cuando son más las cosas que nos separan que las que nos unen. En realidad, todo esto forma parte del arte de vivir. Puede ser que el otro no esté de acuerdo contigo, que incluso discutáis, que os enfadéis. Pero este no es el problema. Si el otro te respeta y tú le respetas, si no te exige y tú no le exiges, si no abusa de ti y tú no abusas de él o ella, entonces son posibles los acuerdos, el consenso y la armonía. Los conflictos con nuestros semejantes y la incapacidad de hallar soluciones y aceptarlas son uno de los motivos más usuales por los que las personas me piden consulta.

Es cierto que muchas veces necesitamos nuestros espacios de introspección y silencio, los cuales son, además, vitalmente imprescindibles. Pero, al mismo tiempo, es bueno que cultivemos relaciones que nos nutran el corazón. Se trata de que cuidemos la calidad de la relación que tenemos con nuestros semejantes. Esto no depende de si tenemos pareja o no, ni de la cantidad de personas con las que nos relacionemos (por tanto, no sirve que tengamos muchos amigos virtuales en las redes sociales). Se trata de cultivar los lazos sinceros, respetuosos y amorosos, ya sea con nuestra familia, con la pareja o con amigos.

Creemos que el éxito laboral, el dinero, conseguir todo cuanto queremos nos dará la felicidad, y muchas veces olvidamos lo importante que es que una mano amiga esté presente cuando más lo necesitamos. Por eso se dice que quien tiene un amigo tiene un tesoro.

Construir relaciones sanas y plenas es de suma importancia. No es necesario establecerlas con muchas personas; con una, dos, tres o cuatro basta. Estas personas pueden ser familiares, amigos, la pareja.

Para comprobar la gran importancia que tienen las relaciones en nuestra vida, en 1938 se inició un estudio en la Universidad Harvard. Es uno de los estudios más largos de la historia, hasta el punto de que sigue en marcha en la actualidad. Durante 75 años se hizo el seguimiento de la vida de 724 hombres; la mitad de ellos eran adolescentes estudiantes de la Universidad Harvard y la otra mitad adolescentes pertenecientes a las familias más desfavorecidas de Boston.

Año tras año, se les visitaba para encuestarlos sobre su trabajo, su hogar, su salud. Se les preguntaba cómo se sentían con sus vidas y se monitoreaba su estado físico, mental y emocional. Este estudio se ha extendido ya a lo largo de cuatro generaciones; ahora se está encuestando a los hijos de aquellos adolescentes, sus nietos y biznietos. En la actualidad, se están estudiando los casi dos mil descendientes de esos hombres. El estudio se sostuvo y se sostiene gracias a la implicación de todos los participantes y al compromiso de los profesionales que lo llevan a cabo.

Al inicio de este estudio, se preguntó a esos adolescentes: «¿Qué es lo que piensas que te haría feliz?».

El 80 % de ellos respondieron que el dinero, el 50 % ser famosos.

Sus vidas fueron transcurriendo: unos se enriquecieron; uno llegó a ser el presidente de Estados Unidos; otros fueron abogados, albañiles, etc.; algunos cayeron en el alcoholismo…

Esos adolescentes fueron envejeciendo. Cuando tenían 75 años aproximadamente, se les hizo una pregunta clave: «¿Qué ha sido lo que te ha hecho feliz en tu vida?».

La respuesta ya no fue el dinero, la fama, ni incluso la salud. La respuesta unánime fue: las relaciones interpersonales. Este estudio demostró y sigue demostrando la siguiente conclusión: que las relaciones están directamente conectadas con la salud y la felicidad.

Las personas que fueron más felices y enfermaron menos fueron las que mantuvieron una mayor convivencia: aquellas que conservaron relaciones de calidad porque, gracias a su capacidad de comprensión y resolución de conflictos, cultivaron una comunicación constructiva; y aquellas que sabían que al llegar a la vejez contaban con una mano amorosa que les iba a ayudar si lo necesitaban. Eso fue lo que realmente les hizo felices en sus vidas.

Nunca es tarde para cultivar unas relaciones sanas y enriquecernos compartiendo nuestros sentimientos, nuestras inquietudes, nuestros logros, nuestros fracasos, nuestras risas y nuestras lágrimas, y convertir así nuestra vida en una “buena vida”. La buena vida se construye con las buenas relaciones.


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Yolanda San Miguel

Terapeuta holística y formadora